Al alcalde Renán Barrera Concha le faltó capacitación para gobernar. No tuvo la visión de capacitarse, porque de haberlo hecho, no habría destruido su imagen pública haciendo berrinches y caminando por la vida como vil bravucón. Eso sí, el tipo es un rajón, porque cuando lo enfrentan y le asestan serios golpes políticos y lo exhiben como lo que realmente es: un berrinchudo, escribe en su twitter ligerezas no propias de un político que se dice de primer nivel.
El tema de la protección civil lo tiene de cabeza, y a través de su cuenta personal escribió el día de hoy:
Avanzamos en la Atención de Predios en Situación de Riesgo y su rescate. Menos bla-bla-bla y más diálogo y acción..
Esto es lo que nunca un político bien formado debe escribir.
Pero bueno, vayamos un poco más allás. El hombre está fuera de sus cabales, de sus casillas, no le gusta que lo contradigan, y menos que lo exhiban como sonso. Si no le gusta lo que le dicen en Cabildo los regidores de la oposición, de plano se levanta de la mesa o bien, suelta el clásico discurso campañero, en vez de actuar como un político con oficio. Más Elias Lixa está entendiendo las cosas con inteligencia. Pero Renán no, es un penoso “berrinchudo”.
Ese es el gran problema de Mérida, que tiene un alcalde sin oficio político.
Barrera Concha es un hombre testarudo, vengativo, berrinchudo, sin recursos para el debate, su cerebro – político no es apto para la modernidad de los acuerdos, si no estas con él, te saca de su círculo, no sabe aceptar sus errores, ni acepta otras opiniones, no si van en contrasentido de su parecer. Renán es la antítesis de la democracia con resultados que demanda México. Este hombre debió existir a mediados del siglo XIX, donde seguramente habría tenido éxito. Renán Barrera es un político rupestre.
Y no da la cara, reprime a los medios que le critican, y a los que le publican notas negativas o críticas a su gobierno, los amenaza con retirarles la contratación de espacios. ¿Verdad Valerie?.
A Renán Barrera hay que definirlo de manera precisa, y para ello hemos de mirar hacia el estado de deterioro que guarda la Ciudad y luego, observar con atención el concepto en el que lo tienen en su propio partido político, el PAN. Pero no los dirigentes, sino la militancia.
Renán ya enloqueció y no debe olvidar que sobre su cabeza pende, la muerte de tres personas en comisarías de Mérida por la falta de atención de los vehículos de traslado de la Comuna, el lastre en el que tiene los mercados San Benito, Lucas de Gálvez y la oscuridad que impera en la Ciudad. Amén de la opacidad de las cuentas del Carnaval, el viaje de la “esposa viajera”, la corrupción en el caso de la Ventanilla Única, etc.
Las cuentas que rinde el alcalde de Mérida a dos años de su mal gobierno, son pésimas en detrimento de los meridanos.
