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Emotivo recital de flauta y piano en el FICMaya 2014

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“Bach a la vista” se presenta en la Sala Mayamax.

El potencial expresivo de la flauta transversa y el piano quedó manifiesto en el emotivo recital “Bach a la vista”, en el que las interpretaciones de Joaquín Melo e Irina Decheva llevaron al público a través de la música del siglo XIX y XX escrita para esos instrumentos.

Como parte de las actividades del Festival Internacional de la Cultura Maya (FICMaya) 2014, y para concluir un ciclo en el que el piano tuvo papel protagónico en el acompañamiento, la noche del jueves se realizó la presentación del flautista principal de la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY) y la ejecutante oriunda de Bulgaria.

El programa, dividido en dos segmentos, hizo un recorrido por variadas piezas que dieron cuenta de la amplia gama de matices que pueden recrearse con tan solo dos instrumentos.

Al inicio de la velada, que tuvo lugar en la Sala Mayamax del Gran Museo del Mundo Maya de Mérida, con Melo en la flauta y Decheva al piano, se escuchó de forma destacada la Sonata de Hamburgo, composición de tonos melancólicos, apacible, que permitió al auditorio deleitarse nota a nota.

Nacido en Bogotá, Colombia, el intérprete ha tenido intervenciones internacionales en países como Alemania, Austria, Hungría, Japón y Perú. Desde hace más de una década radica en Yucatán; mientras que la artista, procedente de Bulgaria, es fundadora del Concurso Nacional e Internacional de Piano “José Jacinto Cuevas”, y también reside en la entidad.

Para concluir la primera parte de la función, dieron paso a una creación de principios de siglo XX basada en el folclor argentino, particularmente en el ritmo del chanamé; así, el virtuosismo de ambos músicos invitó a volar la imaginación con una melodía suave, de contrapuntos muy finos, que finalmente desembocó en un alegre responsorio.

Ante cerca de 300 personas, la segunda mitad del recital prosiguió con una suite de cuatro movimientos, en la que el ambiente del romanticismo decimonónico adquirió inusitada actualidad, con marcado acento en los silencios y poderosos arranques del piano.

Entre cada pieza, Joaquín Melo explicó el origen de las mismas e hizo breves apuntes sobre la naturaleza de las composiciones, de tal suerte que los espectadores tuvieron mayores referentes para disfrutar de la música.

El momento culminante de la noche llegó con la “Fantasía pastoral húngara”, partitura en la que la armonía dejó en claro que el arte se expresa más allá de las palabras. Con evocaciones de canciones gitanas y ritmos propios de la Europa oriental, los asistentes fueron llevados por paisajes sonoros de innegable belleza, lo que al final hizo entregarles prolongada ovación a los intérpretes.