La Clave en un Mundo de Hombres.
En un mundo de hombres, la mujer, pieza fundamental, se entrena para jugar de una u otra manera el mismo rol, puesto que la aceptación dentro de la urbe social y política no ha sido fácil, aun tratan de seleccionar cargos tanto públicos como privados para hombres y mujeres.
Las grandes batallas de las mujeres en general, han reflejado avances, siendo insuficientes los resultados y el alcance para las nuevas generaciones, algo que debe ser tan sencillo de discernir, se base en las creencias con muchos prejuicios para la inclusión de las mujeres.
El exceso de intolerancia y desigualdad, ha llegado al grado de reglamentar todo especialmente cuando se trata de las mujeres, como si nuestra condición fuera diferente a cualquier ser humano, hemos caído dentro de la esfera de un grupo vulnerable e indefenso, porque aun el estigma es más fuerte que la Ley.
Y es que, el respeto a nuestro sexo femenino, precisamente radica en la aceptación de nuestras fortalezas y debilidades, el sexo masculino, de igual forma tiene fortalezas y debilidades, sin embargo, coincidimos en inteligencia y potencial en ideas y operatividad, si hacemos un balance de diferencias físicas, en efecto, existen algunas desde la fuerza masculina hasta la biológica femenina de ser madres, es decir, el hombre aunque biológicamente no pueda dar vida, eso no lo sitúa en un grupo vulnerable.
Recordando fragmentos del diario de los debates del Constituyente de 1917, cuando apenas discutían el derecho a la ciudadanía y al voto, pude percibir el romance que existió hacia la mujer, en aquellos hombres con afán de vencer la barrera del egoísmo, la delicadeza y a la vez la firmeza y seriedad de sus palabras hicieron valer dicha inserción.
Un breve recorrido en la historia, nos deja pensando, que existen demasiados motivos que protejan a la mujer, pero ninguno que fundadamente la incluya por derecho y la deje fuera de un grupo vulnerable sujeto a la violencia; vale la pena aclarar, me uno a la legislación que comprende todas las facetas de la mujer, considerando la maternidad como algo particular y diferente a cualquier ser humano, como derecho protegido, pero en contra de la manipulación de querer hacer grandes diferencias de la posición de la mujer en la participación de los roles donde puede, debe y tiene que estar, como otro ser humano.
Pocas son las mujeres que en la últimas dos décadas han logrado mantenerse, que incluso se cuentan con los dedos, unas más destacadas que otras por sus logros, carisma y dedicación, han realizado un largo viaje, como decimos “han brincado el charco”, eligiendo demostrar que no somos de otro mundo, que no es tan sencillo siendo madres, pero que estando en lugares tan importantes, la valentía hace la diferencia.
