Todos los mexicanos estamos consternados por la matanza de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en el municipio de Iguala, Guerrero. Un acto que ha manchado sin duda, la imagen internacional de México, ahora que el presidente Enrique Peña Nieto es reconocido mundialmente como un reformador. No es cosa menor el asunto.
Para nadie es un secreto que la delincuencia organizada ha sentado sus reales desde hace muchos años en territorios de “nadie”, y desde allí, genera grandes ganancias y acrecenta su poder. El hecho no es nuevo, y tampoco es propicio para señalar culpables de momento. Se trata de un problema integral de fondo que involucra a todos los integrantes del poder político mexicano.
El Senador Miguel Barbosa lo define con claridad “es un problema de fondo, donde se debe atender las causas, entender los vínculos y sancionar a los responsables”.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto ha dicho ya que esta situación es intolerable, y ha prometido que se dará solución al problema así como la sanción a los responsables.
Sin embargo, existe una gran desconfianza porque este hecho lamentable, se parece tanto a otras barbaries que han quedado sin solución y sin sanciones para los culpables: Acteal, Aguas Blancas, etc.
Motiva el hecho de que sea el mismo presidente Peña Nieto el que ha movido el ánimo para darle solución al asunto, una solución que tiene que ser rápida y contundente. La solución no puede ser de más de dos meses.
Y es que, el tema de la matanza de los jóvenes de Ayotzinapa ya se empalmó con la matanza registrada en Tlatlaya, Estado de México y de refilón le llega a la protesta de los estudiantes del IPN. Todos empiezan a concentrarse en el Distrito Federal. Ambos casos (Ayotzinapa y Tlatlaya) tienen implicaciones políticas y desde luego, entran en el ámbito electoral del 2015. El PRD le apuesta a la presión política para defender a su gobernador, Ángel Aguirre, que en medio de este gran disturbio, ha puesto su renuncia sobre la mesa. Y nadie habla del prófugo alcalde de Iguala que dicho sea de paso, fue tema de un ríspido desencuentro entre la senadora Dolores Padierna y el ex dirigente nacional del PRD Jesús Zambrano Grijalva, pues ella asegura que le dijo a tiempo sobre las relaciones que sostenía el edil José Luis Abarca con la delincuencia organizada.
Este tema pues, no se soluciona con un referéndum, porque ni siquiera procede, tal como explicó Miguel Barbosa en entrevista con Joaquín López Dóriga. El asunto solo se resolverá con una investigación que alcance a todos los niveles de gobierno y se sancione ejemplarmente a los responsables.
Mientras tanto, la mirada internacional está sobre el gobierno federal de Enrique Peña Nieto. El tema no es político partidista electoral, es político e involucra al Estado.
