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¡Universitarios ante todo!. Por José Miguel Rosado

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¡Universitarios ANTE TODO!
A tan sólo a un día de la elección del próximo rector de nuestra Alma Máter, escribo este editorial, no como estudiante ni como trabajador, sino como universitario y eso implica mucho más que figurar dentro de un listado o matrícula escolar, ser universitario es, dicho de manera general, formarnos constantemente como ciudadanos responsables y ante todo como patriotas.

La sesión del Honorable Consejo Universitario en la que sus miembros deberán elegir a uno de los tres candidatos a rector, tendrá como testigos, con miradas muy atentas y profundas, a los personajes del emblemático mural del maestro Manuel Lizama. Entre estos testigos de talla histórica estarán el propio fundador del Instituto Literario, antecedente histórico de nuestra Universidad, el General Manuel Cepeda Peraza, que con mirada fija y sosteniendo en la mano derecha el Decreto de su fundación del 18 de julio de 1867, parece decir: ¡Nunca olviden los principios liberales que constituyen el cimiento ideológico de este Instituto!

También presenciarán la Sesión extraordinaria, los ojos verdes de don Felipe Carrillo Puerto, quien con Cepeda Peraza, representa el liberalismo y la afirmación de ver en la educación laica y científica los frutos de los movimientos de reivindicación social. Y mientras presencie la votación, don Felipe, estemos seguros de que esperará, con fervor, que aquél que resulte electo siga guiando a los jóvenes por el sendero de la conciencia bajo una filosofía social y democrática.

También, serán testigos de honor, los que al lado izquierdo y al derecho del mural corresponden: Justo Sierra O´Reilly, Olegario Molina Solís, Agustín Vadillo Cicero, Adolfo Cisneros Cámara, Manuel Sales Cepeda y el que fuera primer rector de la Universidad de Yucatán, Eduardo Urzaiz Rodríguez y todos, en su conjunto, hombres de pensamiento y acción que marcaron el rumbo de la educación básica, media superior y superior en Yucatán.

Con testigos de esa envergadura, ¿cómo es posible pretender el cargo a rector habiendo traicionado sus principios con tal de alcanzarlo? Es posible, cuando se lleva la vida justificándolo todo y repitiéndose que “el fin justifica los medios”. Pero, esa es una reflexión que los aspirantes deberán consultar con su almohada, por supuesto, los que consideren que les “quede el saco”, como esos que pretenden vender la Universidad a la iniciativa privada y van tomados de la mano con empresarios o los que comprometidos con el “bien común” están afiliados a grupos fervientemente moralistas… perdón, quise decir, retrógrados.

Vale la pena cuestionar a los que “críticos” sostienen que la formación profesional de uno de los candidatos convierte sus aspiraciones en ilegítimas, por ser también médico veterinario, como los dos rectores anteriores. ¿Desde cuándo la formación profesional es un factor crucial para determinar el pensamiento de los seres humanos? Lo puede ser, tal vez, en el método que se utilice para transformar ese pensamiento en acciones concretas pero de ninguna forma eso influye en las tendencias ideológicas de los individuos, pues la formación profesional si bien nos determina en mucho, no borra las experiencias personales ni el ingenio que genera el esfuerzo que empleamos en la vida cotidiana para alcanzar ciertos objetivos y muchísimo menos, la convicción con que cada uno se forma y que es ajena a lo que en las clases puedan o no decirnos los maestros de la licenciatura.

En ese caso, habría que decir que las aspiraciones de los otros dos candidatos, también resultan sin legitimidad alguna, porque poseen un menor número de posgrados estudiados que aquél al que descreditan; solo falta que digan que la formación profesional del actual Secretario de Educación Pública le impide realizar sus funciones de forma correcta o que el avance y crecimiento que ha tenido la Universidad en los últimos ocho años no existe sólo porque el actual rector es médico veterinario como su antecesor ¿Cuál es el fundamento científico y teórico que sostiene su “argumento”? Pareciera que lo que quieren decir con eso es algo como: “ya les tocó a ellos, ahora nos toca a nosotros” ¿Ven a la Universidad como botín?

Contrario a esa falacia argumentativa, creo que muchos coincidimos en que, ocupe quien ocupe el cargo y sin importar su formación profesional, deberá estar comprometido con la educación, con la academia, con el desarrollo social; que deberá procurar la protección de los derechos de los que menos tienen, de los marginados, de esos jóvenes que desean con ansia estudiar una licenciatura para contar con las herramientas necesarias que les permita aportar al desarrollo de sus comunidades; el próximo rector debe ser un hombre que comprenda el valor del esfuerzo, del trabajo arduo y constante, un rector que se identifique con aquél o aquella joven que además de estudiar y entregar trabajos académicos todos los días, se vea obligado, por su circunstancia de vida, a sostener una familia, a apoyar a sus padres; que logre sentir la misma esperanza de esos jóvenes que anhelan desempeñarse en el mundo laboral como profesionales.

Quedará en manos de los miembros con derecho a voto del Honorable Consejo Universitario, decidir el rumbo de nuestra Alma Máter. A ellos es preciso recordarles que por sobre los beneficios o perjuicios que puedan obtener en lo personal, están los intereses de la institución y, que no están ahí representándose ellos mismos sino a una parte o sector que conforma la comunidad universitaria.
Esta en sus manos decidir si la Universidad retrocede o se mantiene en el sendero de la trascendencia y la pertinencia social.
José Miguel Rosado Pat